Ya ganar, qué mas da

18.03.2024

Pablo Manzano Serrano / MADRID


El pasado 13 de marzo de 2024, el Atlético le ganó al Inter de Milán. Y normal. Jugar 69.000 contra 11 es injusto, pero es lo que pasa días como el pasado miércoles en el campo del barrio madrileño de San Blas. 

El partido empezó sobre las 14. Y eso que el campo todavía no tenía ni las luces puestas. Pero, como una mala manera de calmar los nervios, empezamos a llegar todos con bocata y refrigerio bajo el brazo a los alrededores del campo. El ambiente iba cogiendo color. A medida que los refrigerios se acababan, los cánticos se iban haciendo más presentes. El de mi derecha ha venido desde Cádiz y no lo conozco de nada. O bueno sí. Sé que es del Atleti y hoy es más que suficiente para compartir patatas y beber de la misma lata. El de mi izquierda es mi tío que ha elegido este partido para venir a Madrid. Vaya día.

El primer gol entró exactamente a las 19,30. Los jugadores llegaban al campo y todo el mundo se apelotonaba en la Avenida. Bengalas, bufandas al aire y de banda sonora "Atleti, Atleti", la palabra más repetida en Madrid ayer, por mucho que les pese a algunos.


El segundo fue a las 20,55. Los jugadores acababan de calentar y la gente subía las bufandas y cantaba el himno a capela. El de Cádiz ya no está, pero ahora somos más. Arriba un grupo de asturianos siguen el himno con nosotros, abajo abonados de toda la vida cantan con nervios. Cerca nuestra, un padre con su hijo. El niño de unos 9 años canta subido a la silla. Salen los jugadores, estamos todos.

El partido empieza de verdad, los goles ya los hemos hecho nosotros ahora les toca a los de abajo ejecutarlos. Nuestro papel ahora es acompañar con típicas canciones con la letra modificada que hacen parecer que todas las estrellas del pop son del Atleti.

Los italianos son geniales. Mueven el balón de izquierda a derecha y hacen que de vez en cuando los cánticos los interrumpa un suspiro largo de frustración. En un de esos suspiros, gol. Con el gol que hicieron en Milán el resultado es de 0-2. La respuesta es volver al grito primitivo "Atleti, atleti". Antes de que diera tiempo a lamentarse, Griezmann recoge el grito a los dos minutos. Gol. De rebote, ¿y? 1-2. El suspiro ahora es de alivio. Descanso, estamos vivos.

La dinámica de la segunda parte es la misma. Ellos de izquierda a derecha con paciencia. De 38 partidos en todo el año han perdido uno. Hacen lo que saben, ¿por qué iban a perder esta vez? La verdad, a veces pensaba lo mismo. En los momentos en los que paraba de saltar lo pensaba. ¿Por qué íbamos a ganar? Pues yo que sé. Las dudas poco duraron. En ese momento, entró el personaje que siempre aparece. El Cholo, otra vez de negro, respondía a la pregunta. En el minuto 78 hace parar el partido para hacer los dos últimos cambios. Mientras unos jugadores entraban y otros salían nos interpelaba a los 69.000 que estábamos allí. Con gestos y a gritos nos lo hacía saber. "Es ahora, vamos, es ahora", gritaba mientras señalaba a la grada y agitaba los brazos. Todos lo entendimos y volvimos: "Atleti, Atleti".

Y tanto que fue, los jugadores corrían como nunca. Nosotros gritamos como siempre. Los italianos que tan buenos han sido durante 80 minutos ya solo despejan. "¿Qué pasa?" parecían decir los rostros angustiados de los rivales. Querido milanés, ni yo lo sé, pero aquí suele pasar.

Y volvió a pasar. Minuto 87, Memphis Depay, uno de los que había entrado al campo mientras Simeone encendía el ambiente, hace gol. 2-2. Estallamos de alegría. Mi tío se cae encima de los abonados, yo me abrazo a los asturianos como si llevara sin verlos 10 años. ¡Qué alegría!

El partido se dirigía poco a poco a la prórroga cuando Riquelme, el otro que dio entrada el Cholo, lanza a las nubes un balón que era gol. En el último segundo. Final del partido. Prórroga. Nadie se puede creer el fallo. Uno piensa, ¿otra vez?

La prórroga fue lo más parecido a un armisticio. Parecía que todos daban por bueno los penaltis. Así llegan. Penaltis. Nos miramos unos a otros sin querer decir nada. Uno quiere tener fe, pero los recuerdos del pasado rondan tu cabeza. Miro a mi tío. Nos abrazamos, pensamos lo mismo y en los mismos. Ya ganar, qué más da.

En el momento que empieza la tanda de penaltis ya no hay butaca que valga. Yo me acomodo en las escaleras por donde llevo corriendo todo el partido de los nervios. Esta vez no para correr, sino para tener mejor campo de visión. Los abonados de abajo prefieren darse la vuelta. Otros directamente se salen del estadio porque los nervios le superaron. Yo prefiero mirar. Pienso que ya perder, bah, qué más da.

Los penaltis se convierten en 10 minutos del grito que acompaña desde las 2 de la tarde y lleva acompañando todo el partido. "Atleti, Atleti".


Aficionados salen del campo en la tanda de penaltis / Fuente: X.com
Aficionados salen del campo en la tanda de penaltis / Fuente: X.com

Ellos golpean, nosotros golpeamos. Nuestro portero para, el suyo también. Llegamos al penalti decisivo con uno de ventaja. Si fallan ganamos. El balón lo coge su capitán. Mientras se dirige al área pienso en quién es. Lautaro Martínez. Qué curioso. Argentino que cuando estaba a punto de firmar para jugar en el Atlético decidió el Inter por dinero y no sé qué de grandeza. ¿Existirá el karma? Me pregunto mientras muevo los brazos como un poseso buscando desconcentrar a un tipo que está tan lejos que ni alcanza a verme.


Lautaro Martínez posando con un libro del Atlético de Madrid / Fuente: Mundo Deportivo
Lautaro Martínez posando con un libro del Atlético de Madrid / Fuente: Mundo Deportivo

Coge carrerilla, suspira. Primer segundo que los 69.000 callan. Silencio. Falla. Ganamos. ¡Qué alegría! Todos nos abrazamos con todos. No sabemos qué hacer. Saltamos, gritamos, corremos. ¡Qué ilusión! En medio del alboroto me da por mirar al campo. El que nos hizo creer nos da las gracias por seguirle. Emocionado aplaude a los 69.000 que le devolvemos el aplauso.

Diego Pablo Simeone emocionado tras la victoria / Fuente: X.com
Diego Pablo Simeone emocionado tras la victoria / Fuente: X.com

¡Qué partido! Solo nos clasifica para la siguiente ronda. Aún quedan 5 partidos para ganar la Champions y tirar la copa al Manzanares como castigo por los malos ratos. De todas maneras, mientras siga sonando "Atleti, Atleti" ya ganar, qué más da.