Supervivencia universitaria: una guía no oficial

04.11.2024

Siendo realistas sobre la vida universitaria, el que avisa no es traidor

Cristina Gil Lucio


El otoño continúa y las hojas caen de los árboles tan rápido como avanza el curso universitario. Se hace extraño pensar que hemos conseguido llegar a la mitad del cuatrimestre tan rápido, sobre todo cuando las clases se nos hacen interminables y los trabajos y parciales se acumulan.


Muchas y muchos recurrimos a romantizar nuestras horas de estudio y de trabajo con playlists, series que idealizan la vida universitaria y películas que nos motivan a seguir trabajando, que al final nos roban horas de estudio y nos ayudan a procrastinar. Y es que en esta época del año, la motivación de la primera semana de clases nos ha abandonado, dejando por el camino promesas de llevar todas las asignaturas al día y estudiar con tiempo. Pero eso sí, el año que viene seguro que las cumplimos.


Sin embargo, aunque tendamos a pensar que estos autoengaños y mentirijillas piadosas nos favorecen, en ocasiones pueden tener el efecto contrario, haciendo que nos desanimemos más rápido. Es por esto, que el deporte universitario con diferencia es quejarse, de las clases a deshoras, de los largos trayectos en Renfe, de los trabajos en grupo (santa paciencia), de los parciales, de ciertos profesores y de ciertos compañeros. Aunque se nos tache de pesimistas, la verdad es que estas quejas son muy válidas y son parte del proceso. Resulta que, quejarse en grupo puede tener un efecto terapéutico, ayudando a crear comunidad y a no sentirnos solos.


Pero no todo es tan oscuro, la universidad también tiene cosas buenas, si bien nos cuesta verlas. Pues la vida universitaria nos ofrece infinidad de posibilidades, formas de experimentar futuros profesionales con asociaciones de teatro, debate, juegos de mesa, deporte, lectura, y mil cosas más. Con las charlas y talleres de cualquier tipo que nos promocionan los emails del decanato, sin éxito. No sólo puedes mirar al futuro, si no ayudar en el presente con voluntarios y movimientos estudiantiles. Estas actividades no solo enriquecen nuestra vida estudiantil, sino que también son fundamentales para adquirir habilidades y crear redes que serán valiosas en el mundo laboral. Hay miles de opciones y oportunidades de emplear el tiempo y las ganas.


Y como olvidarnos de las amistades que se forjan entre el insomnio, los días en la biblioteca y las clases infumables. Son justo nuestros "facu amigos" los que más nos motivan a seguir, los que nos dan apoyo moral, y que poco a poco se van metiendo más en nuestras vidas y nuestros corazones. Muchas veces solo venimos a clase para no dejar tirado a nuestro facu amigo de confianza, así que de cierto modo, son otra motivación para ser buenos estudiantes. A pesar de que también sean los primeros en distraernos, las horas en la universidad serían aún más pesadas sin ellos.


La verdad, es que la vida en la universidad no es ni tan perfecta como nos hizo creer Hollywood, ni tan horrible como la pintamos los lunes en las clases de las 9. La universidad, como la vida, está llena de altos y bajos, pero al final del día seguimos aquí luchando por nuestro título.


Porque resultó ser cierto el dicho de que "sarna con gusto no pica". Aunque odiemos la mayoría de las clases, y nos quejemos más de lo que estudiamos, la mayoría estamos aquí para conseguir tener una oportunidad haciendo lo que nos gusta. Y todo lo malo, aunque pese, no se compara con la posibilidad de poder decir un día, que conseguimos terminar la carrera. Incluso, si tenemos que añadir a chat gpt en los agradecimientos del TFG.


En resumen, pese a que nos cueste ver todo en perspectiva, las experiencias vividas en la universidad se convertirán en anécdotas valiosas que contaremos en el futuro. Mientras leemos textos que no recordaremos, bebemos el café aguado de la máquina, compartimos risas, comemos mal y a deshoras, disfrutamos de los jueves universitarios y lloramos por los parciales, estamos construyendo no solo nuestro futuro, sino también amistades que nos acompañarán toda la vida. Quizás algún día, al mirar hacia atrás, recordemos estos años con cariño y orgullo, agradeciendo por todo lo que hemos logrado.