Ser una chica

Barbie de Greta Gerwig, la película más taquillera del año. Taylor Swift, la segunda artista más escuchada en Spotify. Orgullo y prejuicio, llorar en tu cumpleaños, las flores. El impulso femenino, "sólo soy una chica", girl dinner, girl math: son expresiones que a muchas usuarias habituales de redes sociales les sonarán.

Las niñas que afirmaban con cierto desdén que el rosa era "demasiado cursi" se convirtieron en las adolescentes que se negaban en redondo a ponerse vestidos. Ahora ellas están en sus veinte y están empezando a abrazar todo lo que les dijeron que debían odiar.

Para algunas, estos trends virales son simples memes que enviar a sus amigas; para otras, una reconciliación con una versión pasada de ellas mismas. Pero entre broma y broma la verdad se asoma, y es que muchas personas reconocen que el tono irónico de estos mensajes puede pasarse por alto, provocando una reiteración de los roles de género que estábamos intentando superar. El uso de girl como prefijo que crea una categoría muchas veces inferior o infantil de la palabra a la que acompaña es cuanto menos problemático.

Sin embargo, en un artículo de la BBC sobre el tema, la publicista Liv Steigrad recuerda algo interesante: el ser humano tiende a absorber aquello que encaja con sus ideas preconcebidas. Dicho esto, puede que el problema no radique en estos guiños entre mujeres, sino en las personas que encuentran en ellos una excusa para seguir despreciando lo femenino.