Lapvona: el consuelo de los perturbados

14.04.2023

La última novela de Ottessa Moshfegh, Lapvona, ha causado controversia entre el público y la ha reafirmado como genio entre muchos. La autora traslada a los lectores a un feudo pervertido y grotesco en el que se escucha el eco de lo peor de la humanidad, y no es nada más que un reflejo de la actualidad. 

Lucía Aguilera Martínez/ MADRID


Ya había mostrado en obras anteriores como Nostalgia de otro mundo y Mi año de descanso yr elajación -que la convirtió en un fenómeno para el resurgimiento de la "chica triste" en Internet-, el detalle con el que puede describir escenas horrorosas o desagradables, o la cercanía con la que trata a todos sus personajes y sus miedos y recuerdos  más profundos. En cambio, con Lapvona se ha consolidado como experta en incomodar al lector. 

Se acabaron las censuras y el reportaje superficial, necesitamos novelas que incomoden. 

Son realidades que, por fortuna o por desgracia, olvidamos que han formado parte de nuestra historia o que incluso lo siguen haciendo. Y precisamente por ello, son necesarias obras como estas, que nos empujan a recordar en lo que se puede convertir la humanidad si la retuerces o maltratas. Se acabaron las censuras y el reportaje superficial; necesitamos novelas que incomoden.

La literatura oscura, que explora los adentros del ser humano hasta mostrarlo tal y como es, es necesaria. Por muy desagradable que resulte la obra de Ottessa Moshfegh es vital para la comprensión de nuestro pasado y nuestro presente y la concienciación sobre la perversión del alma humana.

El arte debe consolar a los perturbados y perturbar a los cómodos. 

César Cruz