La polarización política, el cáncer de España

04.12.2025

Manuel Santiago Hernández

Nos encontramos en un punto en el cual no hay medias tintas ni lugar para lo tibio, un punto en el que la política y el futuro de una nación se han convertido en un "Madrid-Barça"

Lejos han quedado partidos como UCD, CDS o Ciudadanos que, a mejor o a peor, defendían una visión centrista de la política, y nos recordaban que, indiferentemente de tus ideologías, todos somos españoles y todos queremos lo mejor para España. Hoy por hoy reina la polarización y los extremos, no existe a penas una visión que no odie al bando contrario, ya sea dentro de los propios partidos políticos o, desafortunadamente, de la sociedad.

Se ha logrado exitosamente dividir a la población en dos, donde no se trata de mostrar qué tan bueno eres, sino qué tan malo es tu vecino. Prueba de ello son los prejuicios entre los propios españoles, fruto de la adopción de "packs ideológicos" que han logrado reducir al mínimo el individualismo de cada persona y transformarlo en clones el uno del otro.

Aquel que lleve una pulsera de España es poco menos que un falangista nacionalsocialista, aquel que disienta con la monarquía es poco más que un comunista anarquista, aquel vasco con la ikurriña en su terraza es prácticamente un independentista etarra a favor del terrorismo y aquel cura del pueblo es, básicamente, un homófobo inquisidor.

Puede sonar ciertamente exagerado, pero es así cómo demuestra ser la sociedad en la que vivimos, donde una figura como la de una persona de derechas, anti-taurina, creyente y republicana parece imposible de existir, no porque ninguno de esos términos sea incompatible con el otro, pues no lo son en absoluto, sino porque no son del mismo "pack ideológico", y mezclar opiniones o ideas de izquierdas y de derechas sería demasiado poco polarizado y demasiado pensamiento crítico para los tiempos que corren.

Mas, ¿esto por qué es así? ¿Quién tiene la culpa, si es que hay un culpable? Bien, principalmente los encargados de llevar a cabo esta polarización tan extrema son los partidos políticos. Recurrentemente, se dedican a tachar al contrario de poco menos que un cáncer para la sociedad. Hemos sido testigos de cómo ambos bandos han estado usando desastres como la dana como una mera herramienta con la que evitar que el contrario gane las próximas elecciones y lamentando las muertes solo porque significan un votante menos.

¿Por qué les interesaría polarizar tanto a la sociedad? Sencillo, porque un votante de centro no es forofo, si el partido al que votó no cumple, no dudará en votar al bando contrario en las siguientes elecciones, mientras que, si se difunde odio al rival y se crispa la situación política, por muy mal que lo haga el lado político al que votó, seguirá votando a esa misma ideología política, aunque nada vaya a cambiar. Solo por no votar al rival que odia.

Mientras tanto, los medios de comunicación tienen también un gran peso. Personajes de la televisión como José Miguel Monzón, autodenominado "periodista", tienen programas de televisión en reputadas cadenas donde se dedican a hablar de actualidad de la manera más polarizada, menos objetiva y con más odio posible. Frases del mencionado señor Monzón como: "Todos los bulos van en la misma dirección. Toda la manipulación y todas las mentiras las ejercen los mismos" o "nuestra derecha es cerril, inculta, intransigente y cruel", son frases que, naturalmente, no se cimientan en nada sino odio e intolerancia. Gente como el señor Monzón hay muchos, tanto de izquierdas como derechas, y todos buscan dividir al país, radicalizar a quienes los escuchen y alimentar el sesgo de confirmación entre la gente en lugar de fomentar el debate y la unidad.

Afortunadamente, esta situación que vivimos tiene una fácil solución: la reflexión. Cada uno debería reflexionar sobre si su posición política es verdaderamente su opinión crítica o si solo sigue unos cánones establecidos que parece debe seguir en base a qué ideología pertenece. Si usted no puede hacer la sencilla tarea de mencionar tres cosas malas de su ideología política y tres buenas de la contraria, usted es parte del problema.

Debemos, para ser un país unido y tolerante, comenzar a abrir los ojos y ver que la política va más allá, que las ideas de cada individuo deberían variar, compartirse, ser debatidas, respetadas y, sobre todo, se debe ser consciente de que el odio no es justificado nunca y que por encima del presidente debe prevalecer la unión con tu vecino y no tratar la política como un Madrid-Barça.