El descrédito de la política

05.11.2023

 Una verdad irrefutable es la alarmante situación de la política. Donde ya no es que exista el bipartidismo, que España se fracture en dos ideologías, sino que el pueblo decide mostrarse indiferente o no ejercer un derecho básico, el voto, por el tremendo desprecio que guardan hacia los políticos.  

Laura Calderón Caballero / GETAFE


 Según la RAE, el descrédito es la "disminución o pérdida de la reputación de las personas, o del valor y estima de las cosas", lo que convierte el término en una definición de la política actual. Lo más preocupante es la pasividad con la que nos encontramos, el no considerar grave la situación política de un país democrático donde se prefiere no votar a votar al que menos odio se tiene. Más grave aún es la actitud de estos políticos, que si bien conocen su propia pérdida de reputación, poco parece importarles. Eso, o que están muy poco capacitados para conocer las causas de este rechazo y enfrentarlo.

Mesa de votación en un colegio electoral de Valladolid el 23-J / Fuente: MiguelAlanCs
Mesa de votación en un colegio electoral de Valladolid el 23-J / Fuente: MiguelAlanCs

Por ello me esfuerzo en entender de dónde viene esta falta de respeto, y aunque es complicado pues no se conoce muy bien cuando nace. Ya existen artículos hablando del tema desde 2009, por lo que el problema no es algo nuevo. Lo que sí podemos asegurar es que se ha complicado con el paso del tiempo, y ahora en pleno 2023 la situación no ha hecho más que empeorar.

Eso sí, para establecer las posibles causas de este conflicto debo hacer referencia a el artículo publicado en Ara en 2021 por Joán Majo, donde se expone que la pérdida de reputación de la política se basa en las incertidumbres y normativas públicas, que dificultan que las acciones del gobierno cumplan las expectativas. El artículo en cuestión también habla de la responsabilidad y regulación que suponen el enfrentamiento entre la libertad individual y la seguridad nacional, y de la incompetencia en el mundo político que expone la falta de capacidad de los propios cargos públicos.

No me gustaría basar este artículo en una crítica hacia el sistema, pues ejercer el derecho a voto es muy importante para evitar que se pierdan nuestras ideas. Mantener nuestra ideología es lo que nos mantiene activos en un mundo donde es relevante pelear por ella. Por ello, considero que la pérdida de la ideología, la simple aceptación y el odio, no nos llevarán a ningún avance o mejora. Basándonos en esto me gustaría aludir a las mentes activas. A aquellos que se informan, que conocen, que no se rindan. Sigamos luchando por mejorar esta situación, dejemos de conformarnos.