Apostemos por la información

06.11.2024

Alejandra Castellanos Sexmero/Getafe 

El pasado lunes 28 de octubre, Pepa Bueno vino a la Universidad Carlos III para dar comienzo a el programa "Uc3media" cápsula, destinado a dar a conocer a personajes de relevancia a los estudiantes de nuestra universidad.

 En un mundo donde la rapidez y el acceso inmediato a la información son la norma, Pepa Bueno, periodista y directora del diario El País, lanza una reflexión contundente: la verdadera amenaza no es la existencia de múltiples canales informativos, sino el tipo de información que estos producen. A través de sus declaraciones, Bueno expone una serie de desafíos y responsabilidades que enfrenta el periodismo, especialmente en la era de la desinformación y la polarización social

Uno de los puntos principales de Bueno es la distinción entre el periodismo y la comunicación. En su opinión, el periodismo se compromete con la verdad y una metodología rigurosa, mientras que la comunicación, aunque útil, puede oscilar entre la veracidad y la mentira

Bueno se enfoca en la desinformación como uno de los grandes peligros actuales y redefine el concepto. En su perspectiva, no solo se trata de noticias falsas o de información inventada, sino de la manipulación de verdades parciales que, al organizarse de forma estratégica, pueden proyectar una mentira completa. Esta idea es poderosa porque revela cómo la jerarquización y el enfoque de los hechos pueden alterar la percepción del público. Las redes sociales, con su velocidad y falta de filtros, juegan un papel crucial en esta problemática. A diferencia de los periódicos tradicionales, estas plataformas no están diseñadas para verificar la veracidad de los contenidos que difunden, y su alcance masivo convierte en virales informaciones que muchas veces escapan a un control de calidad mínimo. 

Frente a este contexto, Bueno plantea la importancia de la transparencia en los medios y en la financiación de sus contenidos, sugiriendo que el periodismo no solo debe informar, sino también educar a sus audiencias sobre sus procesos y decisiones editoriales. Es interesante su crítica al modelo gratuito de información que, según ella, dañó la credibilidad y el sustento económico de los medios al permitir que el contenido informativo se regalara en internet. En una sociedad acostumbrada a pagar por entretenimiento en plataformas como Netflix, el escepticismo para pagar por noticias verificadas y de calidad es un desafío que los medios deben superar. 

Otro aspecto relevante de su discurso, es la polarización que percibe en los medios y en el público, fenómeno que los medios contribuyen a alimentar al dirigirse a nichos específicos de audiencia y fomentar un "confort ideológico". La periodista critica a los medios que crean "burbujas de opinión", espacios donde la diversidad ideológica no tiene lugar y el otro se convierte en enemigo. Para Bueno, la prensa tiene la responsabilidad de evitar estos enfrentamientos innecesarios y, en cambio, fomentar un diálogo que permita a la sociedad comprender la complejidad del mundo. Un ejemplo que menciona es El País, que procura no ceder a las presiones ideológicas de sus lectores y se esfuerza por presentar voces diversas, lo que, en su opinión, es un compromiso con la verdadera independencia periodística. 

El mensaje de Bueno no solo apunta a las problemáticas estructurales del periodismo, sino que es un llamado a la acción tanto para los profesionales como para la sociedad. Es necesario proteger el oficio periodístico, ofrecer estabilidad económica y dignidad laboral, especialmente a las nuevas generaciones, que no deberían ver su vocación como un pretexto para la precariedad. A través de convenios colectivos y una mayor responsabilidad dentro de las redacciones, Bueno destaca la importancia de brindar a los jóvenes periodistas el espacio y la autoridad necesarios para crecer en el oficio. 

En conclusión, Bueno aboga por un periodismo honesto, comprometido y consciente de su papel en la democracia. Como ella afirma, "la información de calidad nos hará libres", lo cual destaca la importancia de fortalecer este pilar fundamental de la sociedad. Es imperativo que tanto los medios como la ciudadanía se sumen a este esfuerzo por preservar y valorar la labor periodística como una herramienta esencial para la libertad y la autonomía crítica.