¿Alto al fuego o “solución final”?

03.11.2025

Mara Pina Salvador. @rinconcicodepaz


Se anuncia el alto al fuego del genocidio ocurrido durante más de dos años en la Franja de Gaza, tras más de 68.000 asesinatos, entre ellos 20.000 niños, a manos del ejército sionista.


Niños palestinos desplazados en Ciudad de Gaza. Fuente: Omar Al-Qattaa/AFP

Se anuncia el alto al fuego del genocidio ocurrido durante más de dos años en la Franja de Gaza, tras más de 68.000 asesinatos, entre ellos 20.000 niños, a manos del ejército sionista.

El 7 de octubre de 2023 comenzó el infierno para el pueblo palestino, tras un atentado del grupo terrorista Hamás, en el que se lamentó la pérdida de 1.400 vidas y 252 secuestros: personas con su propia vida, familia y amigos, una casa a la que regresar esa noche y un trabajo al que acudir al día siguiente. Por ello, es un acto que se debe condenar y lamentar.

Desde ese día, el gobierno israelí comenzó a tomar represalias contra el pueblo palestino, atacando hospitales y colegios, impidiendo la entrada de ayuda humanitaria al territorio y bloqueando flotillas que trataban de llevar una ínfima parte de ayuda, más simbólica que realmente significativa. Además, es importante destacar que, durante los dos años que este genocidio se ha llevado a cabo, las fronteras de Palestina han permanecido cerradas.

Es necesario resaltar el caso del doctor Alathama, anestesista palestino y boliviano, con cuatro hijos, también con vidas, sueños y un futuro. Durante dos años ha vivido bajo un asedio constante, trasladándose de zona en zona, dejando sus pertenencias y una parte de su vida en cada sitio. Finalmente, ha logrado escapar de Gaza gracias a su nacionalidad boliviana, con lo puesto y dejando atrás a sus hermanos y a su madre, gravemente enferma. Afortunadamente, su familia ha podido escapar de la inanición dentro de lo posible, pero familias con menos recursos han sido sepultadas bajo los escombros y han pasado a formar parte de una cifra: la de los más de cien niños muertos por hambruna o los 68.000 asesinados desde el 7 de octubre.

También está el caso de Sally, quien perdió a su hija de cuatro años, Taline, en un bombardeo en Gaza, y ahora debe luchar para sacar adelante al resto de su familia junto a su marido, que recientemente ha sufrido un infarto y, paradójicamente, gracias a su situación de gravedad, acaba de ser aprobado para tratamiento fuera de la Franja, por lo que podrán evacuar.

O el caso de Najwa, una niña de diez años que ha sido desplazada más de treinta veces de su casa; ahora solo le queda dibujarla para recordar cómo era su vida antes de la tragedia.

Muy sonado ha sido el "alto al fuego" anunciado por Donald Trump, pero, en realidad, se trata de una trampa más del Estado israelí: exige a Palestina aceptar una administración externa de su territorio, entregar las armas y hacer desaparecer a Hamás. Exceptuando la primera condición, se podría llegar a entender, hasta que se observan las condiciones impuestas a Israel, que no incluyen ningún plazo para retirarse, levantar el bloqueo ni reconocer a Palestina. Tampoco se menciona que deba desarmarse ni eliminar el gobierno que ejerce la violencia sobre el pueblo palestino desde 1897.

Porque no, el problema no empezó el 7 de octubre de 2023.

Este supuesto plan de paz sigue humillando a un pueblo y trata de obligar a Palestina a rendirse para que Israel refuerce su poder y control, y culmine el genocidio; como si alguien entrara en tu casa, matara a tu familia y, en esas condiciones, te ofreciera una sola habitación para poder vivir.

Además, el alto al fuego aún no se ha materializado, pues recientemente, en Khan Younis, fue asesinado un palestino y resultaron heridos otros cuatro por drones; o el pasado 19 de octubre, tras el acuerdo, se registraron 23 palestinos muertos en la Franja de Gaza.

No podemos olvidar a las víctimas del atentado de Hamás, pero cuando se mata, se aísla y se destruye sistemáticamente a un pueblo entero, hablamos de limpieza étnica, y por lo tanto de genocidio, el cual está siendo cometido por el gobierno del Estado israelí. Durante el Holocausto, la gente podía escudarse tras el "no sabíamos nada", pero en una sociedad donde el genocidio se retransmite en prime time, el silencio es complicidad.